LUGARES PINTORESCOS

Perderse en Crevillent no es difícil, y ese es precisamente el encanto de esta localidad en lo que se refiere a los barrios más antiguos. Dos itinerarios dan fe de ello.

Uno recorre el núcleo más antiguo de la villa, cuyo rasgo más significativo es que ha conservado la configuración urbana original de marcado sabor islámico. Hay que partir de la Plaza Dr. Mas Candela para adentrarnos en la Calle San Francisco, la arteria principal cuyo origen está en el antiguo camino de Elche a Albatera, con sus característicos retranqueos que dan idea de las sucesivas ampliaciones que se han sucedido con el devenir de los siglos, destacando su anchura que no supera los 2m. Y sus edificios de una planta con fachadas bien dotadas de balcones y ventanas con rejería típica y adornados con macetas.

Hacia la mitad de su tramo existen dos calles ciegas (Calle Rincón Villa) y l final una calle perpendicular de 1’50 m. De ancho con un trazado en zigzag (Calle Santa Ana) que da paso a la Calle Estanco, cuyos edificios parecen tener mayor porte, y a la Calle Peine , que seguramente sería el área perimetral del núcleo islámico. La Calle San Francisco desemboca en la Plaza Iglesia Vieja , la plazoleta más antigua en la que se conserva la Torre Campanario de la Plaza Iglesia Vieja, del siglo XVII, rehabilitada para Mercado de Abastos . La prolongación de la Calle San Francisco es la Calle Santa Teresa que comunica con la Calle Primero de Mayo, la cual sería otra área perimetral del casco urbano recayendo a la rambla. Otras calles paralelas a la Calle San Francisco son la Calle Villa, también muy tortuosa, y la Calle Honda.

Otro itinerario permite saborear el paisaje de las cuevas vivienda, sin duda, el paisaje más genuino de Crevillent. Para comprender este tipo de hábitat, primero se debe pasar por el Barrio de San Rafael, a través de la calle del mismo nombre, para darse cuenta de que los crevillentinos antes de las cuevas poblaron todos los cerros colindantes posibles atravesados por barrancos. Esta calle comunica con la Calle Antón Mas, que va a dar a la parte trasera de la Biblioteca Municipal, instalada en el Antiguo Lavadero que aún conserva su cubierta original del 1926. A continuación se cruza el Puente Jorge Juan, y de ahí por la Calle Ribera, Plaza Maciá Abela y Calle Virgen del Remedio se llega al Paseo del Calvario.

A partir de aquí se accede a un barrio típico de cuevas vivienda, caracterizado por su trazado urbano totalmente desordenado con las fachadas ligeramente inclinadas, puertas pequeñas y chimeneas que nacen de las laderas. Boquera del Calvario o Calle Carretas son algunas calles, pero merece la pena detenerse en la Calle Violín Nuevo nº 5, por ser un ejemplo de cueva con patio a la entrada, y en el rincón que forman las cuevas de la Calle Colón nº 82-84. Este paseo nos devuelve al Calvario, antiguo Vía Crucis del siglo XVIII, y, mientras descansamos unos instantes, pensemos que su subsuelo está también horadado por cuevas a ambos lados. Para finalizar descenderemos por la Calle San Sebastián, el puente del mismo nombre, y por la Calle Blasco Ibáñez llegaremos a la Plaza de la Constitución.

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