CUEVAS VIVIENDAS

La población de Crevillent, tras la expulsión de los moriscos en 1609, sucumbió en una grave crisis de población, pasando de unos 1.800 habitantes a 800. Tuvo que esperar al siglo XVIII para conocer un aumento extraordinariamente significativo, como se puede apreciar en la cifra de 8.100 habitantes en 1794. Es entonces cuando se desbordó con creces la capacidad de un casco urbano reducido y limitado por su peculiar relieve, y la población comenzó a horadar las laderas de los barrancos de su alrededor creando cuevas artificiales utilizadas como vivienda, lo cual con el tiempo se ha convertido en un tipo de hábitat muy popular y, a buen seguro, el más original de estas comarcas.

Para hacernos una idea de su importancia, sólo destacar que Cavanilles a finales del siglo XVIII contó unas 500 cuevas, en 1887 había 1.056 y en la década de 1960-70 unas 900 que suponían alrededor del 30% del total de viviendas.

Las cuevas vivienda se localizan en los barrancos de la parte alta del casco urbano, limitando su perímetro por el Norte y buena parte del Este y Oeste, y ocupan una superficie de 365.000 m².

Previamente a su excavación, recortan la pendiente de la ladera hasta dejarla casi vertical y el llano sirve de terraza. Su interior tiene un desarrollo en profundidad compuesto por un vestíbulo-comedor y las demás habitaciones a su alrededor, procurando situar al principio el aseo y la cocina y al fondo una habitación más larga. En el techo destaca la chimenea y un tragaluz sobre la habitación más alejada de la puerta que sirve también para hacer circular el aire.

La organización es casi urbana, trazando alineaciones condicionadas por la configuración del relieve. Si la pendiente es acusada, se disponen de modo escalonado conformando un paisaje típico con cierto encanto como el caso de las calle Macha o Bayona. En otras ocasiones, al no ser tan elevadas las colinas, la distribución es mucho más anárquica como ocurre en las calles de Colón, Violín o Planelles. En la actualidad, el progreso y las transformaciones urbanas han originado notables cambios en estos barrios, ocupados siempre por las clases más modestas, que llegan a habitar unas 700 cuevas. El casco urbano, poco a poco, está ganándoles terreno y además a muchas cuevas les han adosado a su entrada un patio o un edificio, utilizando en este último caso la cueva como una vivienda complementaria.

Las calles más típicas, además de las ya citadas, son las de Sendra, una de las más primitivas, El ángel, La Salud, Llorenç, Rincón Salao, Perdigonera y Carretas.

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