La Fuente Antigua, popularmente conocida en nuestra localidad como “Sequia” o” Mina del Poble” se inicia en el paraje El Castelar, que está situado al inicio de la Rambla y hasta el último tercio del siglo XIX era la única que poseía la villa de Crevillent hasta que aparece la mina de la Sociedad Minera San José y María conocida como “La Cata”.
De la Fuente Antigua hay numerosas referencias históricas y así en 1795 Antonio José Cabanilles se refiere a la acequia por donde discurría este cauce de agua en sus Observaciones sobre la historia natural, geográfica, agricultura, población y frutos del Reino de Valencia.
Sus Ordenanzas fueron aprobadas el 24 de junio de 1884, “con arreglo a las antiguas costumbres”, constituyendo una comunidad de propietarios particulares, y llegó a tener hasta seis molineros harineros establecidos a lo largo de su trayecto.
Loreto Mallol, concejal de Cultura, recuerda que este fondo documental de la Fuente Antigua fue donado por los herederos de José Puig Jover, a través de Salvador Puig Fuentes, en 2010, y como tal, forma parte del patrimonio documental del Ayuntamiento de Crevillent. “Dado que pertenecía a una institución del agua, concretamente a la Mina del Poble y que el agua es un elemento importantísimo en la configuración de Crevillent, podemos decir, indica Mallol, que se trata de un archivo de gran valor cultural y casi único, que aporta documentos pertenecientes a los siglos XIX y XX”.
El documento escogido en esta ocasión explica Bibiana Candela corresponde a un Libro de Cuentas de entre los años 1852 y 1865, del que se puede extraer una gran cantidad de información, ya que las anotaciones contenidas en sus páginas son de una gran minuciosidad, acompañando a las cuentas los recibos correspondientes tanto a los ingresos como a los gastos.
Así, por ejemplo, en las cuentas anuales aparecen cantidades correspondientes a la venta de agua, los salarios de los trabajadores entre los que se encuentra el del pregonero de la venta de agua, la limpieza de los cauces o el mantenimiento del reloj de la torre de la antigua iglesia, situada en la actual Plaza de Abastos, cuyo mantenimiento corría a cargo también del Ayuntamiento y de la Sociedad Minera San José y María, “La Cata”.